En un momento de mi vida enormemente difícil (tras seis años de enfermedad y una separación enormemente dura) en mi sed espiritual de buscar consuelo, escucho a Amaranta dirigir una meditación colectiva en un programa de radio. Me impresiona si voz, el método de la senda, y la forma de tratar y trabajar con la energía, qué hasta entonces yo jamás había escuchado. A partir de este momento se inicia una relación de terapeuta-paciente y profesora-alumna enormemente paciente y amorosa. Son tratados mis miedos, rabia, tristeza y descubro en la formación de la Senda (que repito x segunda vez) una disciplina y experimental altamente valiosa para mi existencia y la del prójimo. Tratamos la sanación y la energía en 34 niveles y a nivel profundo, y en mi vida todo se va volviendo más liviano y fácil de llevar. Ya no hay dogmas ni ataduras personales ni materiales, se incrementa el año x mi misma y por los demás seres, empiezo a no juzgar tan velozmente como antes lo hacía. Ahora, espero seguir en esta continua y amorosa formación; ¡gracias Amaranta!